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Nous

Nadie ha dicho que vivir, o que la vida sea fácil. Vivimos influenciados por un intrincado equilibrio de distintos factores: la contribución genética de nuestros predecesores, su manera de educarnos y criarnos… Pero también tenemos nuestros propios genes y una buena cantidad de neurotransmisores, hormonas, y otros mensajeros que circulan a todos los momentos por nuestro cuerpo, activando y desactivando circuitos que regulan el aprendizaje, nuestro comportamiento, el funcionamiento de nuestros órganos internos, de nuestros sentidos, las emociones, la inflamación, el dolor, la regeneración de nuestros tejidos, etc.

 

A esto hay que sumar la realidad social en la que vivimos y nuestro lugar en ella, la cultura, la educación, nuestros intereses y motivaciones, y por supuesto la impredecible experiencia cotidiana que moldea nuestro consciente e inconsciente, arrastrándonos.

 

 

Todo esto es lo que somos en cada momento de nuestras vidas, y todo ello, determina a su vez el rumbo que seguimos, o las decisiones a tomar.

 

En los últimos días antes de su muerte, Sócrates leía un libro de Anaxágoras (relevante científico de la época) en el que hablaba sobre el descubrimiento de un nuevo elemento denominado nous (mente, espíritu, intelecto), que explicaba la naturaleza de todas las cosas. La mente de Sócrates se iluminó en ese momento pues, por fin, con la ayuda de ese libro, podría descifrar los secretos de la existencia y de la vida plena. Con el pasar de páginas advirtió que el nous “sólo” era una fuerza que ordenaba los elementos de la naturaleza, pero que no regía el sentido de la vida, y desde luego, no indicaba cómo debería ser vivida. En ese momento se apoderó de él una profunda decepción: la ciencia no era la vía para el conocimiento de uno mismo.

 

Para el filósofo alemán Max Webber, ciencia significaba el progreso y la evolución humana, pues nos ayuda a gestionar mejor la vida a través de su análisis. Pero al mismo tiempo, no era necesariamente garantía de vida plena en el sentido existencial.

 

La mayor parte de lo que primero aprendemos de la vida, la naturaleza de la humanidad y sus emociones, surge de la vida misma, de la experiencia, y por lo tanto, del empirismo.

 

Todo lo que aquí acabas de leer es una manifiesta declaración de intenciones, y es la primera gota de este blog.

Con cada entrada, trataremos de aportar conocimiento en forma de ciencia y empirismo en campos relacionados con la salud, intentando que ello, pueda contribuir al mejor conocimiento de uno mismo, y a lograr una vida más plena.

 

 

“Ninguna teoría de la vida, le parecía tener la menor importancia en comparación con la vida misma”

 

Oscar Wilde