La humanidad, y nuestro cerebro, cambiaron sustancialmente en el momento en el que nos pusimos de pie. Adoptamos una postura erecta para ganar campo de visión y comenzamos a desplazarnos para relacionarnos con el entorno, para conseguir alimento y para viajar de un lado a otro. Podríamos decir que una buena parte de lo que somos se lo debemos a nuestros pies.
Un mundo a tus pies